¿Y?

Con Mario Sagradini 9 años después, 2008


¿Qué ha pasado con tu trabajo en todo este tiempo?

O sea, ¿qué hice en este Tercer Milenio?
Con gran orgullo profesional, formé parte de un equipo de seis (arquitectos, paisajistas, etc.) con el que ganamos el concurso que permitió construir el Memorial de los Desaparecidos, inaugurado en 2002 y por el que recibimos premios en la Bienal de Arquitectura de Quito, de San Pablo y de Miami.

Desde el 2000 trabajé con frases “robadas” por mí de la literatura uruguaya, las que coloqué en papeles y acciones (Villa Serbelloni, Lago di Como, 2001), en soportes móviles de madera (Arquitectura Uruguaya, Facultad de Arquitectura, Montevideo, 2000) y pintadas en la calle (Collecting Fragments, Bienal del Mercosur, 2005 y Bienal de Cuenca, Ecuador, 2007). La versión para pintar con stenciles en las paradas de buses fue insólitamente prohibida por la Intendencia de Montevideo cuando expusimos el envío uruguayo a esa bienal en el Museo Nacional de Artes Visuales en noviembre del 2007. Así que se vio en Brasil y Ecuador, pero no en Uruguay.







Relacionado con esta línea de trabajo, estoy proponiendo, desde 2003, obras (textos con objetos en paneles o paredes) que concibo como “novelas de una pared”: en una colectiva en el Centro Cultural de España (Anónimo desaparecido, 2005), en la Bienal de Pontevedra (Las agendas del Sr.Ramos, 2006) y en la curaduría que realicé del pintor Alfredo De Simone (“Exilios en red / Perforando la pared”, 2006), etc.

En 2004 y 2005 hice dos intervenciones (o interferencias, como en el 2000 en la Facultad de Arquitectura) con material sonoro: en el Museo Nacional de Artes Visuales, “La Tierra Purpurea / The Purple Land”, con equipos de traducción simultánea para que la gente visitara la colección uruguaya con una banda sonora de 15 años de grabaciones telefónicas recogidas en mi contestador; al año siguiente, en los Días del Patrimonio, “Solé Solís”, con grabaciones de Carlos Solé, relator de fútbol, que se pasaban a las visitas guiadas en la Gran Sala del Teatro Solís.





Realicé desde 2003 presentaciones orales / verbales mías que, más que charlas o conferencias, concibo como “obritas de arte” (no quiero bobear con palabras a la moda): la última fue el 31 de julio en un homenaje a Rhod Rothfuss (una iniciativa de Diego Foccacio), en que tuve que hablar a cientos de niños en la escuela Alemania (primaria).




De la beca Guggenheim, que te hablé hace 9 años, no pude concretar mi proyecto: una especie de instalación “bisagra” entre la costa y la tierra, en el puerto de Montevideo, que naufragó entre la burocracia. Tenía título y todo y algún día la materializaré: “Dialogos de los Máximos Sistemas”.

Como alternativa, gracias a la beca, realicé series de fotos de 1 x 1 metro, paisajes del Uruguay a los que agregué objetos, títulos y sentidos diversos: “Regional Norte / San Antonio” (de las áreas de una batalla del 1800, ganada por Garibaldi en Salto ); “Regional Este” (un recinto cerrado con 5 fotos y una maquinita eléctrica que hace olas y rumores de mar), “Lux” ( con flores de vidrio, un título larguísimo escrito por mi hija Lucía y con imágenes “veladas”, de las áreas de Salsipuedes, donde en 1800 tiraron/sepultaron en sus espejos de agua a los indios charrúas asesinados y exterminados por Rivera). Etcétera, etcétera.





¿En qué estás trabajando ahora?

Lo actual es una muestra para octubre de este año en el Centro Cultural Dodeca,
que se llama “Largometrajes (en Continuado)”. ¡Es que soy un cineasta frustrado!

La última vez que hablamos fue hace 9 años. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo los puentes. En ese tiempo tuvo lugar en Uruguay un cambio político importante. Algunos aseguran que el ascenso del Frente Amplio al gobierno trae consigo un nuevo
paradigma histórico. En este nuevo contexto, ¿sigue vigente tu opinión lapidaria sobre la falta de una política cultural estructural del Estado uruguayo? ¿No existe en este gobierno de izquierda ninguna reflexión y práctica al respecto?

Antes que nada, quiero aclarar que
sobre este tema opino como uno de los tantos que votó al Frente Amplio y por lo tanto al gobierno actual.

En mi opinión, ni a nivel de la Intendencia de Montevideo (más de la mitad de la población del país) ni a nivel nacional, con el Ministerio de Educación y Cultura, han aparecido políticas culturales ni menos satisfactorias. Y para peor, no parece que vaya a haber en el futuro cercano cambios profundos y positivos. Se sigue en la misma: a la cultura se la ve como un gasto.





Sin embargo, en los últimos meses hubo dos novedades: se nombró una nueva Ministra de Cultura, la Ingeniera María Simon, que ha realizado declaraciones sobre la cultura y el arte muy serias, positivas, demostrando que es un tema que la preocupa. (Aunque también debo decir que son sólo declaraciones, sin producción de cambios o alternativas que las acompañen, pero algo es algo).

La otra novedad: una conferencia del Ministro de Economía y futuro candidato a la Presidencia, Danilo Astori, en la que cambió el paradigma que tenía la izquierda gubernamental, que veía a la cultura simplemente como una variante económica. Astori propuso una visión más compleja y rica; definió la cultura con otros valores: antropológicos, de identidad, etc., etc. Un cambio en el discurso “economicista” anterior. Sintetizando: pronóstico reservado.
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